"Somos lo que hacemos, no lo que decimos"

La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante.

jueves, 29 de marzo de 2012

Masterplan

Una camisa a cuadros, con una tenue mancha marrón, dice que es chocolate, pero es sangre, el chocolate no le gusta, tampoco le gusta ese pasillo por el que estaba andando, un pasillo infinito, con puertas a uno y otro lado, cada una de distinto color, pero todas de la misma madera, de parecido tamaño, iguales al tacto, no se paró en ninguna, ignoró nada más.

Y caminó por el pasillo durante un tiempo, hasta que se paró delante de una puerta, una puerta de hierro, la abrió, pesaba, no hubo más que pensar, giró el pomo, tiró, pesaba, pesaba mucho, y entró.

Una vez dentro intentó cerrarla, pero no tenía fuerzas, allí nadie tenía fuerzas, allí nadie tenía hambre, nadie confiaba, nadie sabía conversar, ni bailar, parecía que allí dentro, buscases lo que buscases solo encontrabas soledad, solo soledad, aislamiento, fake smiles, días raros y música, y libros, y películas y más cosas que atrapaban.
Sí, mas cosas, porque esa puerta no era de hierro, era magnética, por eso pesaba, por eso cansaba, por eso te encerraba en su gravedad, te hacía tener menos fuerzas.


Pasaba el tiempo pensando, imaginando, hasta que un fuerte viento, entre tanto viento, le sacarón de aquella habitación, la puerta se cerró; miró la puerta y leyó grabado en el metal:


"Esta es la puerta de mi vida. Pasa de largo. No entres"


y ahora llamará de nuevo, seguro
 

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